John. (parte II)

Las esferas continúan girando, con su propio propósito. Ninguna de ellas dedica un solo pensamiento en el espectador, ninguna de ellas realmente se interesa en lo que las rodea.

Soledad.

Desesperanza.

Y nostalgia.

Ninguno de estos sentimientos puedo reconocer en mí. Cada vez que creo que recuerdo algo, la burbuja que contiene la información se desliza suave e irremediablemente de mi mano, y regreso a mi vacío.

No importa qué es lo que es.

En tanto las esferas estén aquí, en tanto haya luz en este sitio, no tengo temor. Hay "algo" en mi vacío, algo de lo que me pueda aferrar cuando el frío me invade y la ceguera bloquea mis ojos y mis músculos tiritan, y mis piernas flojean, y siento que caigo caigo caigo interminablemente...

Yo no quiero ser sostenido mientras caigo. Me agradaría que nada me mantuviese en mi sitio y que por fin pudiese desprenderme de esta vida inútil, ineficaz, tortuosa, irrelevante, terrible, horrorizante.

Las pesadillas.... y los sueño, ambos se confunden en un abrazo infinito, y no distingo si los demonios me cogen y me abrazan y me penetran en mis sueños o si los ángeles me toman, me torturan y me hieren en mis pesadillas. Ambas realidades son una sola, son lo mismo, son la monótona cacofonía del pesar de los pasos de mis días.

No quiero, no deseo, no me gustaría, pero busco... Busco a esa sombra que aparece en el límite de los sueños y de las pesadillas, esa sombra que permanece en un rincón mientras se abren angelicales heridas en mi cuerpo o mientras soy abierto por demoníacas varas dentro de mi cuerpo. Una sombra que no me ayuda, que no me compadece, que no me desprecia, que no me destruye.... Una existencia que tampoco tiene realce en el mundo, otra existencia insignificante...